"Aprendí a tocar de oído y con violín prestado” siempre comenta Geniolito (Su nombre es Lorenzo) quien nació en una aldea de Cuñá Pirú (en Guaraní significa: Mujer Flaca) de la ruta 7, centro de la Misiones, en 1950. Desde los 25 años comenzó a compartir su talento musical con los “Juruá” (Text.: “los boca peluda”, “cara con pelo, barbados”) y fue convirtiéndose en un reconocido músico popular de la tierra colorada.
Como el juglar callejero que es, en una plaza o en una calle transitada, ejecuta su instrumento y se oyen conocidas canciones de nuestro repertorio regional: galopas, chamamés, polcas, chotis.
- ¡Acheite, falta acheite! – grita Geniolito (así llama él al vaso de vino) mientras su violín emite un perfecto sapukái. La gente responde al instante colaborando con las monedas que tiene.
- “Yo no tengo precio, lo que quieran poner está bien”- comenta con una profunda y verdadera humildad.
Con el dinero que obtiene del trabajo de músico, mantiene a su numerosa familia, integrada por tres esposas y cinco hijos.
Ante la curiosidad de su público que pregunta por qué razón se lo conoce con el nombre de una aspirina, cuenta que cierta vez no tenía ganas de trabajar por un supuesto dolor de cabeza. Entonces su patrón, Don Ignacio Vogel (el mismo que le regaló su primer violín), le suministró un Geniol. Después, al llegar el momento de controlar lo que cada paisano cosechó, Don Ignacio dijo en tono de chiste: -“vamos a ver cuanto tarefeó Geniolito”- y desde entonces todos lo llamaron de ese modo.
Su técnica de ejecución de violín, absolutamente autodidacta, es de una admirable perfección. La afinación de las cuatro cuerdas de nylon, (de guitarra y de hilos de pescar). Esta particular afinación le permite ofrecer una variada gama de canciones, asemejando su estilo de ejecución del violín a los fraseos melódicos propios del acordeón.
También es necesario destacar la exactitud de la afinación en la ejecución de los temas y el tempo personal que le imprime a cada interpretación. Conociendo algunas de sus creaciones propias afirmamos que estamos frente a un virtuoso músico popular, a quien le cabe una importante tarea en difundir el arte sonoro Mbya.
Poseedor de un carisma artístico que impacta, mezcla humor y música. Puede establecer diálogos en su propio dialecto, en español, en portugués y en guaraní paraguayo. Esto lo convierte en un inmejorable interlocutor de su etnia Mbya.
Argentinos que plantan semillas. Semillas culturales que, afortunadamente, abundan en cada rincón de nuestro suelo argentino.
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